Jornada laboral de 32 horas. ¿Más un sueño que una realidad?

La jornada laboral de 8 horas al día lleva establecida más de 100 años en España. Con el nivel de paro estructural en el país y la creciente automatización de las tareas parece que ya es hora de acortar las horas de trabajo, facilitando la conciliación, la formación o garantizando el descanso de los trabajadores.

Se han realizado varias pruebas del concepto y en 2022 se espera que hasta 160 empresas se unan a las pruebas con ayudas del Gobierno para comprobar si el nuevo modelo podría implantarse sin perder productividad. Realmente solo unos 3000 empleados se verían afectados en el corto plazo.

corriendo tras el reloj

En general los trabajadores están de acuerdo con esta rebaja de horas siempre y cuando no implique una bajada de sueldo y se convierta en una rebaja de jornada. Tampoco se trataría de trabajar 40 horas en 4 días en lugar de cinco, pues esto no sería una reducción real de tiempo. Sin embargo, muchos tienen sus dudas a la hora de que la jornada de 32 horas se materialice.

Incumplimiento de horarios

Los horarios actuales no se cumplen realmente. Si bien las autoridades han intentado poner un sistema de "ficha" al entrar y al salir, no es poco habitual que los trabajadores echen más horas en el trabajo de la cuenta. Entrar un poquito antes para preparar algo y estirar las horas de la tarde para acabar alguna tarea que  normalmente podría esperar al día siguiente. Todo esto sin contar las llamadas, correos o whatsapps fuera de hora que realmente impiden desconectar.

Nunca es mal momento para recordar que los excesos en la jornada se pueden reportar de forma anónima en este formulario proporcionado por las autoridades.

8 horas de trabajo, 8 de sueño, 8 para el trabajador

Igualmente preocupa la jornada partida y los tiempos de transporte al centro de trabajo. Con la jornada partida una jornada de 8 horas se convierte inmediatamente en una de 9. Los tiempos de desplazamiento también engordan la jornada laboral: Atascos, transporte público insuficiente y la expulsión de los trabajadores de los centros de las ciudades, dónde se encuentran gran parte de los centros de trabajo,  por culpa de la burbuja del alquiler.

Lejos está el equilibrio de 8 horas para dormir, 8 para trabajar y 8 para uso personal. Una hora de gasto por la jornada partida y dos (con suerte) de transporte se ponen en 11 horas para trabajar. 

Negociación, negociación, negociación

Los sindicatos apuestan por esta reducción de jornada para combatir el desempleo y a la vez mejorar la eficiencia de las empresas. Por parte del Gobierno, se han abierto líneas de ayuda para financiar la diferencia de horas en lo primeros años de transición.

Diferentes compañías están abiertos al cambio, pero buscan fórmulas como la reducción parcial de la diferencia de sueldos. 

Por el momento no se contempla la legislación total de la jornada máxima de 32 horas, por lo que, para la inmensa mayoría de trabajadores. 

Será necesaria una fuerte negociación para conseguirlo. ¿Ayudará la gran renuncia a este propósito?

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